Dueño de una exquisita naturalidad escénica, producto de haber crecido en un ambiente eminentemente artístico, Bosé aprendió de su padre, el destacado torero español Luis Miguel Dominguín, el arte de la seducción; mientras que de su madre, la famosa actriz italiana Lucía Bosé, heredó belleza y delicada creatividad. Pero más allá de la esfera familiar, también recibió la influencia de grandes personajes como Ernest Hemingway, Sofía Loren, el director de cine Luchino Visconti o el pintor Pablo Picasso.
No obstante, el éxito y la permanencia no se improvisan y Miguel posee uno de esos espíritus incansables que siempre buscan la excelencia. Se educó en las mejores escuelas de arte de Londres, París, Nueva York, aun en contra de la voluntad de su padre, quien no aprobaba las inclinaciones musicales de su hijo, aunque con el tiempo acabó convirtiéndose en su principal -admirador.
Miguel debutó en el cine a los 15 años; sin embargo, no fue hasta los 21, cuando comenzó a explorar su talento como cantante. Por esa época –inicios de los 80– produce sus primeros sencillos apadrinado por Camilo Sesto, que le abre las puertas al mundo de la música. Desde entonces, su carrera solo ha conocido la ruta de ascenso.
A lo largo de estos treinta años, Bosé se ha convertido en símbolo de camaleónicas transformaciones, innovación constante, protesta pacífica, poesía y erotismo, cuyo legado ha sido la pauta de tres generaciones y por lo cual más que un artista para el gran público puede ser considerado maestro de universos a veces inconfesables, un amante bandido al que aún le queda mucha magia por sacar del sombrero, como lo prueba el rotundo éxito de su reciente gira, presentando el álbum Papitwo, acompañado en algunas ocasiones por Ana Torroja y Ximena Sariñana. (Aire soy, uno de los temas del disco. En: http://www.youtube.com/watch?v=hnCQlCqjvqo).
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