sábado, 14 de marzo de 2015

Miguel Bosé Imprevisible


Imprevisible, camaleónico, distante, provocador, soberbio, mágico. Estos son algunos de los adjetivos con los que se podría definir en una sola palabra a una de las grandes figuras del pop español. Miguel Bosé es uno de esos pocos artistas que se han mantenido durante décadas en lo más alto del podio. Divo de la música, está a punto de traer a España su último espectáculo, Amo Tour, una gira que promete no dejar indiferente ni a sus seguidores (que son miles) ni a sus detractores (que no son pocos). 

Pero antes de iniciar este periplo, Miguel ha vuelto a dejar patente que es capaz de cualquier cosa por salvaguardar su intimidad y la de los suyos. En esta ocasión no ha dudado en poner tierra de por medio y fijar su residencia en Panamá (el país que lo vio nacer hace casi 59 años) para garantizar así que sus cuatro hijos van a crecer lejos de los focos. La llegada al mundo de Diego, Tadeo, Ivo y Telmo, que ya tienen cuatro años, dejó a todos boquiabiertos. En 2013 nadie se esperaba que la portada de una revista gay pudiera estar desvelando un secreto tan impactante como que Bosé no era padre de dos hijos (como ya se sabía) sino de cuatro, nacidos todos a través de un vientre de alquiler con siete meses de diferencia. Aunque viniendo de él se puede esperar cualquier cosa. 

Bosé nunca se ha dejado llevar por nada ni por nadie. De pequeño plantó cara a su padre para ser artista y, cuando estaba en lo más alto de su carrera, no dudó en alterar las reglas del juego para confundir a sus seguidoras con su ambigüedad. En más de una ocasión ha abroncado a los periodistas y no se ha cortado lo más mínimo a la hora de dar la cara por sus ideales, tanto políticos como solidarios. 

Su espíritu inquieto y su alma de artista (quizá influenciada por una infancia marcada por la amistad de su familia con Picasso, Heminway o Visconti) han hecho que siempre lograra diferenciarse de la mayoría. Sus inicios en la música llegaron en la segunda mitad de los años 70 de la mano de Camilo Sesto, que fue quien compuso para él 'Linda', uno de los trabajos que marcaron su primera etapa. Aunque sus años como roba corazones le dejaron un buen puñado de éxitos tanto en España como en Italia, Bosé vio claro que para seguir manteniéndose en lo más alto y buscarse su hueco en la movida madrileña de los 80 tenía que dar un golpe en la mesa y dar un giro a su trayectoria. No tuvo el respaldo de su discográfica aunque no le importó lanzarse al vacío con un LP rompedor que incluía dos de los temas que más le han marcado: Bandido y Sevilla. Se presentaba un Bosé ambiguo, con falda pantalón, barba de tres días y un registro vocal más grave que recordaba al mismísimo David Bowie; en definitiva, un Bosé que en nada se parecía a aquel chico rubio que con sus canciones de amor había conquistado a miles de adolescentes. 

Como el Ave Fenix, Miguel supo resurgir en la música y comenzar una nueva vida tanto dentro como fuera de los escenarios. En esa época se comenzó a especular también sobre su salud y muchos dijeron que había contraído sida, tanto es así que tuvo incluso que desmentirlo en el programa de su amiga Mercedes Milá (Queremos saber). Los 80 fueron sus mejores años, aunque en el 87 vio que no podía mantener aquel ritmo frenético y él mismo se prescribió un descanso. 

Sin duda, aquel descanso del guerrero sirvió para dar una nueva vuelta de tuerca a su trayectoria. Los 90 mostraron a un Bosé más maduro y más cercano; quizá también más comercial con Los chicos no lloran. Pero sus duendes parecían no estar muy de acuerdo con aquella faceta y volvieron a meterlo en proyectos experimentales que no siempre han terminado gustando a sus seguidores. 

Tanto en una faceta como en otra, Miguel siempre se ha visto muy bien arropado por sus compañeros de profesión, que no han dudado en cantar a dúo muchos de sus temas y tomar una buena cuota de protagonismo en sus giras más sonadas, como Gira2 (con Ana Torroja), Papito o Papitwo. 

La música se ha postrado a sus pies en infinidad de ocasiones, aunque quizá uno de sus momentos más íntimos lo vivió en 2013 cuando recibió el homenaje de sus compañeros al recibir el Grammy Latino. 

Su personaje es tan complejo y tiene tanta variedad de aristas que le han hecho sentirse protagonista no sólo sobre un escenario sino también detrás de una cámara o sobre una pasarela. Aunque su paso por el cine dejó más sinsabores que otra cosa, no se puede negar que la trayectoria de Bosé en el séptimo arte es amplia. El hijo de Luis Miguel Dominguín siempre vio con buenos ojos la trayectoria de su madre, la actriz italiana Lucía Bosé. Tanto es así que con sólo 14 años estuvo a punto de protagonizar la película Muerte en Venecia, una propuesta que finalmente no aceptó. Desde que en 1976 participara en Retratos de familia, su nombre ha salido en los créditos de más de una treintena de películas, aunque quizá lo que más se recuerde sea su papel de travesti en Tacones lejanos de Almodóvar. 

Cuando ve demasiado cerca su llegada a los 60, esa fecha en la que casi todos piensan en la jubilación, Miguel Bosé se sigue aferrando a los escenarios con la misma fuerza que cuando empezó. Su amplia legión de seguidores en todo el mundo y, sobre todo, el proceso creativo constante en el que está sumido, no le permitirían otra cosa. Su trayectoria de casi 40 años le avala casi más que los 76 números 1 que tiene a sus espaldas, aunque tiene muy claro que muchos de sus temas, sobre todo los de su primera época, no sería capaz de ponerlos en pie. Miguel, mucho más introvertido y solitario, y Bosé, adrenalina y arte 100%, no se llevan tan bien como parece, pero su conjunción es un producto que no deja a nadie indiferente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario