Ser un instrumento para transformar al mundo es un trabajo que mantiene Miguel Bosé con esmero, el español está dedicado a difundir un mensaje de paz y también enfrascado en proyecto de filantropía para causas sociales, políticas y ambientales, ayer por la noche ese fue el diálogo que entabló el cantautor con el público tapatío que se congregó en el Estadio Omnilife, 23 mil asistentes en total. "Quiero que mis hijos vivan sin guerras y sin mierda".
La música fue el vínculo que unió las emociones del músico con los presentes. Pasadas las 21:00 horas el español apareció elegantemente vestido y acompañado por tres coristas y cuatro músicos. Temas como "Duende", "Nena", "Partisano", "Aire soy", "Olvídame tú" y "Te diré" fueron parte del repertorio que resonó en el inmueble de Zapopan. "Cada una de estas canciones vosotros las habéis pasado a la historia, gracias por esa labor durante 40 años, haciendo lo que más nos gusta que es la música".
También hubo un tiempo para recordar las canciones de antaño, esas que forjaron musicalmente la carrera de Bosé, "Don diablo" fue la canción que de inmediato el público coreó, Bosé sentado con sus músicos hizo un recorrido a la nostalgia de sus años de juventud.
El intérprete de "Morena mía" se dijo maravillado de la arquitectura del Estadio Omnilife, dijo que era su primera vez en el lugar y agradeció a la fundación Angelíssima de Angélica Fuentes y su esposo Jorge Vergara por hacer posible su reencuentro de nuevo con los tapatíos.
La velada siguió con éxitos radiales como "Bambú", "Nada particular", "Morena mía" y "Hacer por hacer". Con encanto y coquetería el español se dejaba llevar por los acordes de sus músicos. "Guadalajara, nunca te dejaré", fueron de las últimas palabras que el cantante dirigió al púbico, todo con la promesa de regresar pues como él dijo, ama a esta ciudad.
"Amante bandido" y "Te amaré" fueron las últimas melodías de la noche.
INFORMADOR / Enrique Esparza
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