viernes, 2 de septiembre de 2011

Miguel Bosé


Las fotografías de la infancia de Bosé podrían ser parte de un libro titulado Los grandes artistas del siglo XX. El niño aparece al lado de personajes como Jean Cocteau, Ernest Hemingway, Cary Grant, Ava Gardner, Audrey Hepburn, Deborah Kerr, Ingmar Bergman, Roberto Rossellini, Michelangelo Antonioni, Salvador Dalí, Pablo Picasso o Luchino Visconti. Uno se imagina al pequeño Miguel devorando las enseñanzas de toda esa gente, pero la realidad es que ni siquiera se acuerda de la mayoría. “Era muy chico. En la vida de pocas de esas personas estuve el suficiente tiempo como para tener recuerdos”,  dice. Excepciones fueron Visconti, su padrino, y Picasso, el de su hermana Paola. Se sabe, por ejemplo, que Picasso lo inscribió a una escuela de danza clásica y le regaló su primera malla de baile a Miguel, y que el jovencito pensó que era una pijama, así que durmió con ella esa noche. También que él y sus hermanas visitaban con frecuencia el taller del pintor. “Picasso o Dalí fueron personas que descubrí en la escuela, en la asignatura Historia del Arte, a pesar de que veía sus pinturas todos los días en la casa, apiñadas”, dice.
Para Bosé, la fama y el talento nunca fueron asuntos extraordinarios. “Ves a una familia de leones y desde fuera dices guau, qué belleza, pero los leones no saben que lo son”, dice.  Sus mismos padres, la guapa actriz Lucía Bosé y el torero Luis Miguel Dominguín, eran célebres. “Los cachorros de todos los animales imitan a su madre, a su padre. Lo mismo me pasó a mí. Son personas muy normales”.
De niño y adolescente, Bosé estudió en el Liceo Francés de Madrid. “Una educación muy estricta, excelente. Me han regalado la posibilidad de aprender cuatro idiomas”. Su padre nunca estuvo de acuerdo con sus inclinaciones artísticas, que más bien sacó de su madre, pero él igual las exploró. A principios de los años setenta fue a Londres a estudiar danza con la actriz y bailarina Lindsay Kemp —que también le dio clases a David Bowie—. No tenía claro a qué quería dedicarse, sólo que quería hacerlo sobre un escenario.

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